Agenda Pro Igualdad
Amigas y amigos,
Agradezco la invitación.
Hoy día hablamos de desigualdad. La desigualdad aparece en el Chile del Siglo XXI como la gran preocupación de políticos, economistas, académicos y cientistas sociales.
Para quienes provenimos de una cultura progresista, el sólo hecho de que la desigualdad sea el motivo principal de preocupación de las elites es ya un gran logro. Pero más allá de esta satisfacción personal, el hecho de que todos estemos preocupados de la desigualdad es también un gran avance porque nos permite plantearnos la posibilidad de lograr grandes acuerdos para superarla.
Porque a la larga, la desigualdad se expresa en personas de carne y hueso. Muchas de ellas lo pasan muy mal, y se frustran al verse lejos del desarrollo del país. Por eso hemos dicho desde el comienzo de esta campaña “Ganemos Todos”.
Para eso estoy en política. No para otra cosa. Este ha sido mi compromiso de vida.
Quiero proponer al país una Agenda Pro Igualdad.
Porque mientras más conscientes seamos de los efectos de la iniquidad en lo que es integración social; mientras más seamos conscientes de que un país no puede alcanzar el desarrollo sin cohesión social; y sobre todo, mientras más seamos conscientes de que este es un tema ético, de que es un tema de justicia, más y mejores acuerdos sociales alcanzaremos para superar este problema.
Hoy se nos pregunta a los candidatos: ¿Cómo lograr crecimiento con desarrollo más armónico en lo social?.
Y la verdad es que hasta hace poco, crecimiento y desarrollo armónico parecían parte de dos agendas incompatibles. Se planteaba que existía una suerte de trade-off entre crecimiento y equidad. O se optaba por el uno o se optaba por el otro.
Desde Estados Unidos, la derecha nos decía que lo que se necesitaba eran políticas que enfatizaran el “making” en vez del “taking”. El producir en vez de redistribuir. Desde la izquierda, la igualdad por sobre todas las cosas.
¿Estamos realmente condenados a tener que optar por uno u otra?. La evidencia moderna nos indica que no. Que llega un momento en el desarrollo de los países donde el crecimiento deja de estar asociado a mayor desigualdad, generándose condiciones más equitativas para la población.
Por eso es que valoro tanto que la campaña presidencial ponga el acento en cómo distribuimos de manera más equitativa las oportunidades que el país ofrece a su gente, sobre la base del consenso básico de que es indispensable seguir creciendo.
Podemos dar un nuevo impulso al crecimiento, fundado en la innovación, la apertura a nuevas oportunidades de emprendimiento, la modernización y humanización del mercado laboral. Esto es indispensable para avanzar en igualdad también.
Con políticas decrecimiento audaces e inteligentes, podemos crecer más y podemos hacer que ese crecimiento llegue a todos los chilenos.
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Quiero destacar dos aspectos antes de entrar a explicar la Agenda Pro Igualdad:
Primero, quiero reivindicar el diálogo social que hace falta en Chile para superar los temas pendientes como la desigualdad, y para enfrentar los nuevos desafíos. Hay quienes no han entendido a qué me refiero con esto del diálogo, o parece que no lo quieren entender. Aquí no estamos hablando de comisiones “hippie”, ni estamos sacándonos el bulto. Estamos hablando de los acuerdos que se necesitan en una democracia, donde el Ejecutivo gobierna con un Parlamento. Porque si no las cosas no se aprueban, o no funcionan.
Cuando hablemos de materia laboral, requeriremos el diálogo entre trabajadores, empresarios y gobierno. Cuando hablemos de impuestos, requeriremos el diálogo de todas las fuerzas políticas del parlamento y de la asesoría de economistas y académicos. Cuando hablemos de educación, estarán en dicho diálogo las fuerzas políticas, claro, pero también los profesores y los apoderados. Cuando hablemos de reforma previsional, estarán en dicho diálogo los partidos, claro, pero también representantes de las AFP.
La experiencia de otros países así lo demuestra, Ya se habló aquí esta mañana: países similares en tamaño y posibilidades que Chile, que comenzaron el siglo 20 como países pobres, con grandes desigualdades en su interior, hoy día se codean con las naciones más ricas del planeta, y con altos niveles de cohesión social. Se habla siempre de Irlanda, Nueva Zelandia, Finlandia, países del sudeste asiático. Lo importante de ello es el pacto social que ha antecedido sus saltos al desarrollo.
En Chile también tenemos buenas experiencias. Hace más de una década logramos consenso en la estabilidad macroeconómica. Hace un par de años, empresarios y gobierno llegaron a acuerdo en torno a una Agenda Pro Crecimiento. Hoy podemos discutir una Agenda Pro Igualdad.
Lo segundo que quiero destacar es el hecho de que no estamos condenados a convivir con la desigualdad. Aquí no hay un “orden natural” de las cosas. Los países que se lo proponen, pueden cambiar esta realidad. La encuesta CASEN nos muestra que durante los gobiernos de la Concertación efectivamente no se avanzó mayormente en distribución del ingreso. Si comparamos la distribución de ingresos autónomos entre el primer quintil y el último quintil, la relación se ha mantenido en alrededor de 14 veces.
Sin embargo, esta desigualdad que parece abismante, se ve reducida significativamente si consideramos las transferencias gubernamentales. O sea, cuando sumamos al ingreso autónomo de los hogares las transferencias de salud y educación, la relación se reduce 14,3 veces a 7,3 veces.
En simple: Si consideramos el gasto que el Estado hace en las personas, la desigualdad se reduce. Y este gasto se ha podido hacer gracias a que en algún momento de los años 90 las principales fuerzas políticas nos pusimos de acuerdo en aumentar la capacidad del Estado para un mayor gasto social.
Pero yo no estoy conforme. La persistencia de la desigualdad en la distribución de los ingresos autónomos es algo que nos frustra. Pero estas cifras nos demuestran que con buenas políticas públicas podemos hacer una diferencia.
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Por eso yo propongo hoy una Agenda Pro Igualdad. Una Agenda País, para que sea aceptada por la mayoría y sea efectiva en su implementación. Esta Agenda contiene siete planes y medidas de diverso tipo, para el corto y largo plazo.
Los elementos de esta Agenda son:
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Primero: Plan de Igualdad para los Niños.
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Segundo: Plan Más Mujer para Chile.
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Tercero: Plan más protección Social, donde incluyo la reforma al sistema previsional.
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Cuarto: Más y Mejor Empleo.
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Quinto: Plan Más emprendimiento para Chile.
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Sexto: Plan Más Equidad y Calidad en la Educación.
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Por último, incluyo las bases para que logremos un Acuerdo para la Igualdad.
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I. Plan de Igualdad para los niños
En Chile todavía tenemos muchas desigualdades que se remontan a la cuna. ¡Es francamente intolerable que el lugar de nacimiento siga determinándo la existencia de las personas!
Es mucha la evidencia que nos demuestra que las desigualdades comienzan a gestarse en los primeros años de vida, en lo que son capacidades intelectuales, sociales y cognitivas. Las capacidades de los primeros cuatro años de vida, además, se consolidan en los primeros cuatro años del ciclo escolar básico. Los estudios nos demuestran que las desigualdades al final de dicho ciclo son sumamente difíciles de revertir en etapas posteriores.
Como médico pediatra sé muy bien de lo que estamos hablando: Mayor incidencia de enfermedades, baja estimulación, desnutrición, hacinamiento, abandono, violencia. Todo ello, además, altamente vinculado con nivel socioeconómico. El triste final de esta historia es que si no hacemos nada, estaremos perpetuando la desigualdad por generaciones.
En Chile podemos apreciar cómo se reproduce este patrón de desigualdad que nos chocan: Por ejemplo, existen diferencias que se producen en los puntajes SIMCE de Cuarto Año Básico. Mientras más del 50% de los niños provenientes del quintil más rico sobrepasan los 300 puntos en las pruebas, menos del 70% del quintil más pobre supera los 300 puntos.
¡Pero cómo van a superar esta barrera si sus condiciones son mucho más desventajosas que las de sus pares!
Así lo demuestran las tablas: 50% de los niños ricos tiene cobertura pre-escolar, en comparación a sólo el 30% de los más pobres. Más del 80% de los niños pobres sólo acceden a un computador en el colegio, mientras que en el caso de los niños ricos esto es al revés: más del 80% tiene computador en el hogar.
Todo esto nos habla de la necesidad urgente de adoptar una acción decidida. Mi meta en este sentido es ambiciosa, pero realizable. El Plan de Igualdad para los Niños desde la Infancia tiene como objetivo asegurar que a la edad de 8 años, no quede rastro de las desigualdades de cuna en ningún niño de Chile, independientemente de su origen socioeconómico.
Al final del Cuarto año de educación básica, Chile le ofrecerá las mismas oportunidades a sus hijos.
¿Cómo lo haremos?. Asumiendo un enfoque integral, y atacando principalmente tres ámbitos.
En salud materno-infantil, focalizando aún más los programas de nutrición y control de niño sano, y enriqueciendo los programas de estimulación temprana en consultorios.
En relación al cuidado infantil pre escolar, proponemos establecer el cuidado infantil como un beneficio de la seguridad social para toda madre trabajadora, independientemente del tamaño del establecimiento en que se desempeñe, con un esquema de financiamiento solidario.
Para las familias de menores ingresos, y con el objeto de abarcar al 100% de los niños pertenecientes al 20% más pobre de la población, diversificaremos y expandiremos la cobertura de programas de cuidado infantil, recuriendo a esquemas flexibles, adecuados a los requerimientos y preferencias de los padres.
En relación al sistema escolar, proponemos dos cosas: La primera, cobertura universal de Prekinder y Kinder. Lo segundo, priorizar el primer ciclo de educación básica con un régimen de subvención diferenciada para los alumnos de menores recuersos. La idea es duplñicar el valor de la subvención del resto del sistema, y mejorar la gestión educativa.
II. Más Mujer para Chile
Es un hecho que persisten una serie de desigualdades de género en nuestro país. Ya se ha dicho: La tasa de participación laboral de la mujer, actualmente en 38%, sigue siendo baja en comparación con países desarrolados. Pero además la mujer gana entre un 20 y un 30% menos que el hombre, pese a tener similares capacidades y nivel educacional. Sólo el 20% de los gerentes y el 25% de los empresarios en Chile son mujeres.
Hay una desigualdad evidente, la que se agrava en el caso de las mujeres más pobres. El último trimestre de 2004, la tasa de desempleo femenino fue 10,4%, en circunstancias que la tasa nacional era 7,8%.
Necesitamos un plan de igualdad de oportunidades para la mujer, que ayude, en especial, a las mujeres más modernas y de la clase media. Porque mientras más mujeres se incorporen al trabajo, mayores ingresos habrá en los hogares. Para la gran mayoría de ellos, el ingreso de la mujer constituirá un segundo ingreso que permitirá a la familia salir de la línea de pobreza. Para un tercio de los hogares que son encabezados por mujeres, ése es el único ingreso.
El Plan Más Mujer para Chile se hace cargo de estos problemas. En lo que dice relación con empleo, el Plan propone:
1) Cuidado infantil extendido, como vimos en el punto anterior;
2) Reformas laborales que promuevan modalidades de trabajo que faciliten el empleo femenino, como el empleo part-time y el teletrabajo, pero garantizando siempre sus derechos;
3) Medidas anti-discrimatorias, icluidas en un código de conducta que garantice igualdad de condiciones en la contratación de personal para el sector público. Adicionalmente, aplicar con mayor energía las disposiciones anti discriminatorias del Código Laboral. Todo esto, hay que decirlo, se aplicará a todos los trabajadores;
4) Como veremos más adelante, reforma previsional que subsane la discriminación de que es objeto la mujer, muchas veces derivado de su salida de la fuerza laboral debido a los años que se dedican al cuidado de los hijos. Al igual fondo, igual pensión.
5) Programas de capacitación permanente de madres y de trabajadoras;
Además, en lo político, daré una señal de equidad a los chilenos, la que espero dé el ejemplo para el resto de la sociedad. Porque creo que hombres y mujeres tienen las mismas capacidades es que debo gobernar con los mejores. Paridad hombre-mujer en la conformidad del nuevo gobierno.
III. Más Protección Social
Nuestra sociedad se siente desprotegida. Le teme a la enfermedad, a la cesantía, a la vejez. Hemos avanzado: tenemos seguro de cesantía, estamos comenzando el Plan Auge. Nos preocuparemos de su implementación. Pero ahora debemos preocuparnos por la tercera edad. Aquí no caben excusas: nuestros padres y abuelos merecen dignidad.
Tenemos que asumir que el actual sistema de pensiones tiene deficiencias que debemos superar. El sistema tiene baja cobertura (60%), baja densidad (52%), altas comisiones, no da cuenta de las complejidades del trabajo moderno, discrimina a la mujer, entre otras falencias.
En concreto, propongo la primera reforma al sistema en sus 24 años de funcionamiento.
La primera medida será restablecer, el primer día de gobierno, un Consejo de Reforma Previsional, donde participen todos los actores relevantes. Este Consejo tendrá una misión clara: entregar protección social efectiva a la población; reforzar el carácter solidario del sistema; ampliar la cobertura del sistema de pensiones; y terminar con las discriminaciones de género que persisten en el sistema.
Además, proponemos dos medidas inmediatas:
1) Otorgar a todos los mayores de 65 años, carentes de ingresos y previsión, el derecho de acceder de manera automática a la pensión asistencial. No más cupos ni listas de espera.
2) Bajar el límite de edad de gratuidad en la atención de salud de 65 a 60 años.
IV: Más y Mejor Empleo
Queremos más empleo, y que éste se dé en los términos del empleo decente.
Podemos avanzar en adaptabilidad, pero siempre resguardando los derechos de los trabajadores, sin precariedad. Pero lo aclaro de inmediato:
Nada de esto lo haremos sin diálogo social.
Propongo:
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Reformas laborales pro-mujer.
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Reformas laborales pro-joven.
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Adecuada implementación de los nuevos Tribunales del Trabajo y del nuevo procedimiento laboral.
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Política de fomento de los procesos de negociación colectiva. Una legislación laboral moderna va de la mano de mayor negociación de parte de los trabajadores.
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Política de "zero accident".
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Mayor fiscalización a la precariedadlaboral.
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Fortalecimiento de las organizaciones sindicales.
V. Más emprendimiento para Chile
Más del 80% del empleo en Chile es dado por la micro, pequeña y mediana empresa. Cualquier política pro empleo pasa por apoyar a estas empresas.
Pero no queremos dar limosna, ni reducir estándares sanitarios o laborales, ni mucho menos perdonazos generalizados. Una política pro Mypime no es una política soxial; es más bien una política de emprendimiento y desarrollo productivo.
El plan tiene tres elementos: Empuje para los nuevos Emprendedores; una Seguna Oportunidad; y Compromiso Político con la Pequeña Empresa.
En las medidas de Nuevos Emprendedores destaco el Servicio País para las Pymes y las Agencias de Desarrollo Regional.
En las medidas de Segunda Oportunidad destaco el Plan Flexibilización Tributaria.
Y el compromiso político lo marcaremos con la creación de la Subsecretaría de la Pequeña Empresa, la ampliación de Fondos para el fomento de la microempresa y la asociatividad entre empresas.
VI. Más Equidad y Calidad en la Educación
Necesitamos preocuparnos de la educación en todos sus niveles. Reconocemos los avances, pero somos conscientes de lo pendiente.
Proponemos medidas que mejoren la calidad de la educación en todos los niveles.
A nivel básico y medio:
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Subvención diferenciada y mejoría de la gestión educativa.
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Reducción de alumnos por aula.
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Reforzar el perfeccionamiento docente.
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Proponemos becar a los mejores estudiantes de cada liceo para que entre a la universidad, sea cual sea el puntaje PSU que obtenga. Introduciremos así una sana competencia en los establecimientos.
En educación superior, ya lo hemos dicho:
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Crédito para todos los estudiantes de educación superior, sean instituciones públicas o privadas.
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Acreditación universitaria e institutos profesionales.
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Mantención e incremento del Fondo Solidario.
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Fortalecimiento de las universidades públicas y en especial, de las universidades regionales.
VII. Lograr una gran acuerdo para financiar estas medidas
En materia de financiamiento de este Plan no podemos ser demagogos. Es mi deber ser clara con el país.
Lo he dicho anteriormente: Para financiar este ambicioso plan se requieren recursos.
El crecimiento económico evidentemente ayudará en este sentido. Un crecimiento cercano al 7% anual en los próximos 4 años nos puede allegar importantes recursos.
Pero además mejoraremos la eficiencia en el gasto. Cuidaremos cada peso y contaremos con algunos recursos que comienzan a quedar disponibles.
También combatiremos la evasión. En Chile tenemos una estructura productiva de extrema concentración. El 1% más rico de la población se lleva el 14% de los ingresos autónomos y es precisamente ese el sector que mayores posibilidades tiene para evadir y eludir impuestos.
Presentaré un nuevo proyecto de Ley Anti-evasión, destinado a asegurar que las personas de más altos ingresos paguen todos los impuestos que les corresponde pagar, proponiendo racionalizar la estructura tributaria y eliminar las franquicias que ya no se justifican. De esta manera propondré eliminar directamente una fuente de desigualdad y generar nuevos recursos para atacar la desigualdad en las otras dimensiones discutidas.
Si después de hecho todo ello, seguimos deficitarios en los recursos que necesitamos, tendremos que revisar la carga tributaria. Si queremos ser un país desarrollado tenemos que invertir más en nuestra gente.
Así de simple. El resto es demagogia...o es sacar muy mal las cuentas.
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Una Agenda Pro Igualdad podría contener otros componentes. Podría referirse a la importancia del entorno social y de la vivienda. Viviendas y barrios de mejor calidad colaborarán a la integración de la ciudad y, por ende, a una mayor cohesión social.
También podría referirse la Agenda al tema de la delincuencia. Los barrios menos seguros terminan por afectar también la integración de la ciudad y su gente. Y lo que es peor, el flagelo de la violencia y la droga termina apartando a parte de nuestra juventud del camino de la educación y el desarrollo.
También pudimos hablar de salud. O de la fuerte desigualdad que se aprecia en las oportunidades que tiene la gente de Regiones en contraposición con la gente de Santiago. He sido clara en plantear en otros foros estos temas.
Pero he querido concentrarme en los seis puntos que he mencionado y la manera de financiarlos, porque estimo que estos pueden servir de base para un gran acuerdo.
Las medidas que he mencionado atacan el largo, el mediano y el corto plazo. Como hemos visto esta mañana: la lucha contra la desigualdad se da en todos estos frentes.
Ninguna de estas medidas es suficiente para acabar con la desigualdad. Pero son todas necesarias.
Ni siquiera todas juntas podrán acabar con otro problema, que si no lo eliminamos, se nos hará muy difícil seguir avanzando. Me refiero al problema cultural. A una cultura de la tolerancia hacia la desigualdad. A que, por ejemplo, miremos como si fueran parte del paisaje barrios propios de Haití en Lo Barnechea, a pocos metros de barrios propios de Miami en La Dehesa.
Tenemos que seguir indignándonos con esta realidad. Tenemos que seguir hablando de desigualdad.
Ojalá este seminario no sea una moda, ni un acto de campaña. Al menos mi compromiso y el de la gente que me apoya estará siempre acá.
Para esto estoy aquí. Si no es para estas tareas, mejor contraten a otro. Lo mío es la justicia y el compromiso social.
Muchas gracias.
(Discurso pronunciado en Santiago de Chile, el miércoles 4 de mayo de 2005 con ocasión del "Seminario de Revista Capital")