El Mercurio de Santiago, 3 de Abril del 2005. RAQUEL CORREA.
Son las 07:30. Las calles están vacías. Los supermercados permanecen cerrados. Pero en el departamento de Michelle Bachelet, frente a la Escuela Militar, ya hay trajín. Sofía, su hija menor, termina de desayunar y se apura: debe estar lista para cuando lleguen a buscarla para ir al colegio. La mamá ya comenzó otra jornada llena de actividades. La noche anterior terminó a la 1 de la mañana.
En el sencillo living de sofás confortables, la precandidata presidencial ofrece té ("un té rico que me regalaron"). Lo sirve ella misma y se apresta a contestar todo lo que la curiosidad periodística le demande. Aquí adentro nadie imaginaría que esa señora de pelo castaño claro -harto más delgada de lo que aparece en las fotos-, toda vestida de negro, tan apacible, tiene altas posibilidades de ceñirse la banda presidencial según las encuestas.
Políglota (aparte del español sabe inglés, francés, alemán, portugués y algo de ruso), si es Presidenta no podría seguir viviendo en ese pequeño departamento "porque no cuenta con los espacios para las actividades que el rango necesita". -¿Qué es lo peor de una campaña electoral?
-Que lo urgente se come a lo importante. Se requiere tiempo para estudiar a fondo los temas. Me esfuerzo por hacer las dos cosas bien.
-¿Qué es lo que más la ha sorprendido?
-La diferencia entre la elite política y la ciudadanía.
-¿Qué ha sido lo más grato?
-La confianza que las personas depositan en mí.
-¿Y lo más desagradable?
-El ninguneo. Y yo no merezco que me ninguneen. He sido buena alumna toda la vida, de las primeras del curso, buena profesional. Me he destacado en todos lados. Como ministra trabajé como siempre lo he hecho, con todas mis fuerzas. Creo que eso me valió, en gran medida, el apoyo de la gente. Esas críticas sin fundamento las atribuyo a que voy primera en las encuestas.
-Lagos dijo que para gobernar "hay que tener lo pantalones bien puestos". ¿Los tiene?
-Tengo las polleras y los pantalones bien puestos. Cuando fui ministra de Salud y de Defensa, nadie dudó de eso.
-¿Cómo prefiere que le digan: doctora, Michelle, Mica, señora...?
-De cualquier manera, si está dicho con cariño y respeto.
-¿Tiene el cuero duro?
-Muy duro. Tengo el cuero duro y el carácter fuerte y firme. En la vida me han pasado muchas cosas y he seguido de pie, convencida de que hay cosas que valen la pena.
-¿Cómo celebró el "Día del Combatiente"?
-No celebré el Día del Combatiente. Y quiero mostrar la diferencia de ese día en que se conmemoraba la muerte de los hermanos Vergara y, el siguiente, en que se conmemoraba la muerte de José Manuel Parada, Santiago Nattino y Manuel Guerrero. En el primero, de una manera que no entiendo ni comparto: conmemorar una tragedia, como la muerte de dos jóvenes, usando la violencia. Al día siguiente, una conmemoración seria, dolida pero con mirada de futuro.
-¿Usted nunca fue combatiente?
-Siempre seré una luchadora por la vida y la libertad.
-¿Nunca ha usado un arma?
-Sí. Cuando tenía 15 años mi padre me enseñó a disparar. Quería que su hija supiera defenderse. Él tenía una Colt 38.
-¿Tiene buena puntería?
-Regular. Pero no he vuelto a disparar desde esa época.
-La acusan de haber pertenecido al Frente Patriótico.
-Efectivamente, tuve una pareja que pertenecía a ese movimiento. Pero no sólo respecto a mí, sino a todos, creo que la vida privada es privada. Y no voy a hacer más comentarios al respecto.
-En la prensa se habla de su pasado de extrema izquierda. ¿Fue de extrema izquierda?
-No sé lo que califican de "extrema izquierda". Sí fui una persona convencida, y lo seguiré creyendo hasta el último día de mi vida, que una de las peores cosas que le puede pasar a un país es perder sus libertades. Yo soy democrática.
-¿La extrema izquierda no lo es?
-El uso de la fuerza no necesariamente es de extrema izquierda. Pero en democracia no se justifica el uso de la violencia.
-¿En el gobierno de Pinochet, sí?
-... Por eso prefiero la democracia: permite resolver los conflictos que hay en toda sociedad de manera más lícita y más respetuosa.
-Usted es médico, socialista, fue ministra de Salud, aspira a La Moneda... ¿Es la heredera de Allende?
-Soy la heredera de muchos, incluido Salvador Allende, que han creído que todos los chilenos son personas que merecen vivir en un país mejor. También del Presidente Lagos.
-Si Pinochet fallece en su mandato, ¿decretaría duelo nacional?
-...Se hará lo necesario, de acuerdo al protocolo.
Michelle y los valores
-En lo personal pueden enrostrarle ser muy liberal. ¿La sociedad chilena es más conservadora o más liberal?
-Es diversa. Y esa diversidad hace que un tercio de las familias sean dirigidas por jefas de hogar como yo. Hay distintos tipos de familia pero cumplen su rol de proteger a sus seres queridos y siguen siendo muy importantes en nuestro país.
-La Iglesia es contraria al divorcio, a todo tipo de abortos y a métodos anticonceptivos artificiales, incluso dentro del matrimonio.
-La Iglesia tiene derecho a tener su posición sobre estos temas, pero el Estado tiene la obligación de dar alternativas a todos los chilenos de acuerdo a sus convicciones, espiritualidad y posibilidades reales.
-Sobre la Píldora del Día Después...
-Es un anticonceptivo de emergencia, con un fin bien determinado. Hoy se vende en cualquier farmacia. En ese aspecto, tenemos que avanzar en igualdad de oportunidades. Es demasiado restringido aplicarlo sólo a casos de violación, pero es demasiado amplio entregárselo a niñas de 12 años sin consentimiento de los padres. Tenemos que ampliar el acceso equitativo, fijando exactamente cómo y a quiénes se les da.
-¿Qué opina del "Caso Terri"?
-¡Me parece inhumano! No estoy a favor de la eutanasia. El soporte vital -alimentación, cuidados básicos- es esencial.
EN CAMPAÑA
Anticipos de su programa
-¿Encuentra antipático que la hallen simpática?
-No me molesta que me encuentren simpática, lo que me molesta es que crean que soy sólo simpática.
-Aylwin dijo que no cualquier mujer puede ser Presidenta y que Soledad Alvear está más preparada que usted...
-En la vida he aprendido a no ser prejuiciosa y no opinar de personas que no conozco. Dijo que no me conoce, pero se dio el lujo de hablar de mí. No me sorprende: es un militante DC que está apoyando a su candidata.
-¿Qué reforma pendiente le parece más importante?
-El sistema electoral.
-Su primera prioridad, si es Presidenta.
-Dar ciento por ciento educación pre-escolar. Llegar a los quintiles más pobres. Y acabar con el 5% de pobreza extrema que hay en el país.
-¿Cómo?
-Ampliando programas como Chile Solidario y Chile Barrio.
-¿Y en salud?
-Concretar la reforma, aumentar la resolutividad de la atención primaria e incrementar fuertemente los programas de prevención y promoción que permitan un cambio de modelo en salud.
-¿Por qué no lo cambió cuando fue ministra...?
-En dos años senté las bases para que eso se produjera. Quince días después que dejé el ministerio se anunció el programa Auge. -¿Qué haría para promover el desarrollo de las pymes?
-Más facilidades en su tramitación, capacitación en gestión, desarrollar el capital humano...
-¿Eso lo haría el Estado?
-En algunos ámbitos. En otros, en alianza público-privada. Darles un peso político mayor: hoy generan el 90% del empleo. Crear una subsecretaría de fomento y producción a nivel del Ministerio de Economía.
-Impuestos.
-Lo decidiré una vez definidas las prioridades, cuánto cuestan, si alcanza con los recursos libres del presupuesto fiscal una vez que tenga costeado todo lo que me propongo hacer. Las políticas sociales deben responder a la mala distribución del ingreso que tenemos. Quisiera preguntarles a los empresarios qué más pueden hacer para que se sigan profundizando las políticas sociales.
-En lo previsional.
-Nombraría un consejo de reforma de la previsión donde estén todos los actores involucrados. Hay dos grandes problemas: la cobertura y el monto de las pensiones.
-En vivienda.
-Quiero más viviendas y de mejor calidad. Y desarrollar políticas para los espacios públicos.
-¿Con la delincuencia?
-Mano dura. Pero trabajando con la comunidad para que sea parte de la solución. La delincuencia no es producto de la pobreza sino de violencia intrafamiliar, alcoholismo, droga...
-¿Legalizaría la marihuana?
-Pondría una comisión a estudiar los compuestos de la marihuana que tienen un efecto médico. Pero no el "pito de marihuana".
-¿Ha fumado alguna vez un "pito de marihuana"?
-Nunca. Siempre fui una "buena niña" (se ríe). En la Universidad era de la Juventud Socialista y consideraba decadente fumar marihuana.
-Período presidencial.
-Cuatro años con reelección, cinco sin reelección.
-Plazo de dos años para que se cierren los procesos pendientes.
-Estoy de acuerdo con la Ley de Empalme para apurar las causas judiciales que no tienen relación con derechos humanos. Pero no debieran tomarse medidas que van contra la verdad y la justicia en casos de derechos humanos. Para acelerar esos procesos, buscar medidas como más jueces especiales, estímulos para dar antecedentes, como lo plantearon los proyectos del Ejecutivo.
-¿Qué le preocupa más, los 463 mil chilenos sin trabajo o los restos de los detenidos desaparecidos?
-Ambos. Es fundamental generar empleo porque tiene que ver con el presente y el futuro. Pero el futuro lo vamos a construir adecuadamente si cerramos bien nuestro pasado.
Entrevista en diario La Tercera, publicada el Domingo 16 de Enero del 2005.
Michelle Bachelet conoce sus activos, pero también las críticas que la rodean. En Nueva York se hizo cargo de estas últimas. Entre los hitos de su paso por la Gran Manzana quedarán sus encuentros con el magnate George Soros y la senadora Hillary Clinton, Pero la precandidata presidencial PPD-PS jugó su apuesta más fuerte ante la comunidad de banqueros, empresarios y analistas financieros de Nueva York. Con algunos de ellos se reunió en privado, mientras el punto central de su visita fue el discurso que el miércoles dio ante unos 150 asistentes a la sede del Council of the Americas, que agrupa a empresas que tienen vínculos con América Latina. Ante ellos presentó lo que son algunas de sus ideas en materias económicas.
¿Qué ideas y conclusiones se lleva a Chile tras su visita a Nueva York?
El objeto de la gira era, en función de una invitación del Council of the Americas, aprovechar esa instancia para tener contacto con inversionistas, banqueros, empresarios. La idea era conocer su evaluación de América Latina, de Chile, sus proyecciones económicas, y saber si están mirando a Chile para continuar invirtiendo, porque eso también va a generar más empleo. Las perspectivas son buenas para América Latina y hay una muy buena opinión de lo que Chile está haciendo. Y también quería conocer mis opiniones y perspectivas de hacia dónde yo veía la economía.
En su discurso en el Council planteó que no habrá recortes de impuestos, pero tampoco mayores alzas ¿Eso significa que podría haber alzas menores de impuestos?
Me llama la atención que se focalice la discusión en un alza o baja de impuestos, cuando aún definimos qué hay que hacer por el país. Una respuesta más coherente podría darla después de tener listo mi programa y mirar las fuentes de financiamiento.
Dicho eso, creo que la estructura tributaria en Chile ha tenido reformas, pero todavía hay cosas por ajustar. Un tema muy importante es mirar si podemos disminuir la evasión. Hubo algunas leyes en esa dirección, pero no hemos logrado todavía un resultado. Creo, además, que hay que mirar -y eso lo quiero estudiar con más detalle-, pero eventualmente podría mantenerse por un poco más de tiempo el IVA en el 19%, pero eso lo quiero estudiar con más detalle.
¿Es decir, que el alza del IVA a 19% no termine el 2007 como está previsto?
Claro, pero quiero hacer un estudio serio que estoy preparando con economistas. Primero, muchos de los compromisos fiscales asumidos terminan este año, por lo cual va a haber, junto el crecimiento económico, un cierto margen mayor de fondos fiscales para lo que quiero desarrollar. Segundo, hay que tomar la decisión si es necesario mantener el IVA un tiempo más. Y tercero, ver qué hacer para racionalizar el sistema tributario para, entre otras cosas, evitar la evasión de impuestos.
El gobierno de Lagos atacó la evasión con más recursos para el SII y una ley anti elusión. ¿Está pensando en algo similar?
Sí, estoy pensando en eso. Aún hay mecanismos que permiten evadir impuestos a través de la constitución de estructuras sobre las cuales se diluyen o difuminan las responsabilidades.
¿Se refiere al impuesto a la renta, es decir, la gente que percibe sus ingresos no como personas sino a través de sociedades?
Claro, ese es un tema que hay que estudiar.
Economistas de todas las tendencias han apoyado una mayor flexibilidad laboral, por ejemplo en los salarios, porque todos los ajustes en momentos de crisis vienen por el lado de una caída del empleo y no de los sueldos. ¿Cuál es su postura?
Estoy abierta a estudiarlo siempre y cuando esto sea el fruto de un compromiso social entre gobierno, empresarios y trabajadores, y siempre que se pueda garantizar un trabajo decente que cumpla con las normativas de la OIT. Con eso nos aseguramos que los trabajadores tengan un trabajo formal. Cualquier grado de flexibilidad lo miro centralmente para mujeres y jóvenes, es decir, que signifique sobre todo adaptabilidad de jornada, y no que signifique, como en la mayoría de los lugares, que la flexibilidad dé paso a la precariedad laboral.
En Chile hay una gran discusión sobre más o menos flexibilidad en el sector formal de la economía, mientras que en el sector informal no sólo hay flexibilidad total sino precariedad laboral.
En el Council dijo que iba a mantener el superávit estructural del 1%. Sin embargo, hace dos semanas, cuando se reunió con la CPC, dijo que apoyaba esa regla, pero que podía ser discutible el porcentaje. ¿Al final, cuál es su opinión?
Voy a mantener el superávit estructural del 1%. Pero hay que recordar para qué se hizo esta regla: se hizo porque el Banco Central quedó con deuda, luego de enfrentar la quiebra de los bancos, quedó con déficit. Esa es la razón principal. Si en algún momento el Banco Central quedara sin deuda, uno podría replantearse el tema de los montos.
Pero el objetivo de esta regla es enfrentar tiempos malos, una política contracíclica.
Es para lo que se usa, pero la razón es la otra. Voy a mantener la regla porque la considero súper importante. El monto lo mencioné por puro mencionar algo nuevo, pero la verdad es que da lo mismo. No creo que sea posible antes de ocho a 10 años que el Banco Central pueda resolver ese tema, y por lo tanto no es un tema del próximo gobierno. Y no es que esté cambiando de opinión, sino que yo me metí en un tema que no lo detallamos, y por eso se entendió mal. Por eso, si usted me pregunta, yo mantendría la regla del superávit estructural del 1%.
¿Quiénes están trabajando con usted para elaborar su propuesta económica?
Tengo dos grupos de economistas. Hay un grupo que es de gente más joven, dirigidos por Oscar Landerretche hijo. Además, estoy trabajando con gente como Andrés Velasco, Máximo Pacheco, Jorge Marshall. También hay gente del sector público, pero no lo puedo dar a conocer.
Entrevista del Diario El Mercurio de Santiago el 13 de Noviembre del 2004.
Por RAQUEL CORREA.
Estaba en su casa cuando dieron la noticia de que, por fin, el PPD se sumaría al PS para convertirla en su candidata presidencial. Miró a su hija menor con cara culposa y la niña le respondió con un resignado "por suerte ahora son cuatro años, no más".
A esa noticia feliz, se sumó esta semana una que llenó de recuerdos penosos el corazón de esta mujer que alardea de ser muy racional pero que finalmente reconoce tener "un tremendo corazón". Con la entrega del informe de Prisión Política y Tortura, de golpe se le vinieron los malos recuerdos. La muerte de su padre -el general FACh Alberto Bachelet- de un paro cardíaco a consecuencia de las torturas que sufrió en la cárcel. Y los tormentos que soportó en carne propia, que para entonces tenía poco más de 20 años y cursaba 5° año de medicina. No sólo ella, también su madre.
-Contreras dijo que usted no estuvo en Villa Grimaldi.
-Así escuché. Me resultó sorprendente. Él sabe perfectamente que mi madre y yo estuvimos detenidas, primero en Villa Grimaldi y luego en Cuatro Álamos. Las dos caímos presas el 10 de enero de 1975. Nos interrogaron, nos carearon...
-¿Con qué cargo? ¿Qué orden?
-Nada. Estábamos en el departamento y nos avisaron de la conserjería que unos señores del servicio de inteligencia querían subir. Pesqué el teléfono y le avisé a mi cuñada que fuera a buscar a los niños -los hijos de mi hermano Alberto, que son australianos, uno de 5 y el otro de 4 años-. Los dos jóvenes llegaron de civil pero, evidentemente, eran militares. Trajinaron cosas... Recién terminábamos de almorzar. En menos de media hora mi cuñada se llevó a los niños. Nos hicieron algunas preguntas y dijeron que nos tenían que llevar a otro lugar para un interrogatorio, que inmediatamente nos iban a devolver.
Le cuesta recordar. La voz se le esconde, baja la vista tras los lentes ópticos y relata lentamente, con largos silencios:
-Nos hicieron subir a un auto. Nos pusieron scotch en los ojos y gafas oscuras para que no se notaran las vendas. Llegamos a un lugar que no sabíamos qué era. Inmediatamente me separaron de mi madre. Yo no tenía claro de qué se trataba.
-Por supuesto que en esa época yo participaba en actividades políticas clandestinas. Nada grave. Nos reuníamos, analizábamos lo que estaba pasando. En ese momento había una reunión de la alta dirección del PS en alguna parte de Santiago. Yo pololeaba con un joven de la directiva y mi preocupación era que no fuera a llegar a la casa en ese momento. Justo me llamó por teléfono cuando salíamos -continúa, saltándose el orden cronológico-. Habíamos acordado que si alguno tenía problemas debía decir una cierta frase. Algo como "Mi amiga Dina-marca me invitó a tomar té y no sé a qué hora voy a volver". De inmediato trascendió que nos habían llevado presas. Eso explica lo que pasó después, a diferencia de mucha gente detenida que desapareció...
-Mi cuñada le avisó a mi hermano a Australia. Y llamó a mi tío, el general Osvaldo Croquevielle, casado con una hermana de mi padre. Y él llamó a Leigh y le exigió que nos soltaran, que nos dieran un buen trato. Si no hubiera sido por eso, no sé si hoy estaríamos aquí.
-Nos llevaron a Villa Grimaldi. Un camino largo. De repente se pararon en un lugar, siguieron, doblaron y subieron, subieron, subieron... Llegando allá nos empezaron a interrogar. Qué contactos, a quiénes conocía, ese tipo de cosas. Una niña que estaba presa, al ser interrogada y torturada, dijo que sabía que yo estaba activa y tenía contacto con la directiva del PS, lo cual era efectivo. Me llevaron -siempre con los ojos vendados- a una pieza donde había camarotes. Éramos unas ocho presas. No las conocía, estaban Lucrecia Brito, Patricia Guzmán, María de los Ángeles Salinas Farfán. Patricia y Lucrecia estaban embarazadas. Para el Año Nuevo los guardias se curaron y las fueron a buscar. Violaron a una y a la otra la dejaron porque se puso a vomitar. Había otra chica, Mónica Villanueva, de unos 16 años, y una dentista cuyo nombre se me escapa... La María Eugenia Ruiz-Tagle. Y la primera esposa del cineasta Álvaro Covacevich. Ella nos dijo "estamos en Villa Grimaldi. Lo sé porque con Álvaro teníamos una industria de baldosas y una vez me subí un poco la venda y vi las baldosas que yo les vendí a los antiguos dueños de Villa Grimaldi". La detuvieron con su hijo de 8 años...
-Los domingos se escuchaba una campana, así que sabíamos que había una iglesia al lado. También pasaban aviones: el aeropuerto Tobalaba está muy cerca. Con los ojos vendados noche y día, para que no los reconociéramos. Más de alguna se levantó la venda alguna vez y recibió bofetadas. Nos llevaban al baño unas dos veces al día, siempre a ciegas. Un baño con un escusado, un lavatorio chico y una tina que no funcionaba. En la pieza del lado había prisioneros hombres, escuchábamos los grilletes cuando caminaban... Frente a la pieza nuestra estaba la sala donde se "parrillaba". Durante los días que estuve ahí, varias de las chicas fueron torturadas en la parrilla eléctrica.
-Una vez uno me dijo: "Soy de la Fuerza Aérea. Su padre no mereció lo que le pasó. ¿Necesita algo?". Le dije: "Saber si mi madre está viva, cómo está. Y si tiene puchos, convídele: debe estar desesperada". Después me dijo: "Su mamá está bien. La vi y le llevé un par de puchitos".
- ¿Cuánto tiempo pasó en Villa Grimaldi?
-No recuerdo bien. Llegué a principios de enero y me dicen que me fui a fines de mes. Entre la Villa y Cuatro Álamos. Estábamos hacinadas, pero mi mamá estaba en la torre, en peores condiciones que nosotros. En Cuatro Álamos quedamos en piezas al lado. Lográbamos conversar en la noche a través de la rendija de una ventana. Nos llevaron a Cuatro Álamos porque así era el sistema, el sistema con los que no desaparecían para siempre. Entraban en la noche a cada rato, sacaban gente a tortura.
-¿A usted la torturaron?
-Sí, me torturaron... Me cuesta recordar detalles. Como que se me bloquearon los malos recuerdos. Me golpearon. Lo mío no fue nada al lado de lo que sufrieron otros. No me parrillaron; nunca he dicho eso. Con lo que me tocó pasar, es suficiente como para no tener que inventar nada. Atendía a mis compañeras de celda cuando volvían de ser torturadas. Algo tremendo. La huella física por un lado y lo anímico: muy deprimidas; debilitadas. Aunque fueran muy fuertes, con la voluntad quebrantada.
-Escuchaba a los carceleros conversar entre sí, jóvenes aparentemente normales. Cuando me interrogaban me decían groserías, me gritaban, me zamarreaban, y de repente el mismo que me interrogaba me preguntaba detalles de cómo había ingresado a medicina, porque su hija quería ser médico. Algo muy esquizofrénico.
-¿Es efectivo que también fue abusada?
-No. Si fuera cierto, lo reconocería. Lo amedrentador era estar tan indefensa, tan vulnerable (los ojos se le llenan de lágrimas). Uno piensa que lo superó porque ha sido capaz de transformar el dolor -la pérdida del papá, de los amigos, de gente muy querida, el exilio- en una fuerza positiva, para trabajar para que esto no vuelva a ocurrir. Pero al recordar, se vuelven a sentir los dolores. Amigos de los que nunca más hemos sabido. Un día me dejaron en la puerta sin un peso para volver a la casa, con la ropa sucia de tanto usarla... Me amenazaban con matar a mi mamá y a ella con matarme a mí. La verdad, soy una sobreviviente de Villa Grimaldi. Lo pasé mal, pero muchos lo pasaron infinitamente peor.
- ¿Qué puede reparar todo eso?
-No podemos cambiar lo que vivimos, pero las reparaciones que se otorguen pueden mitigar algo. Hay personas que no sólo perdieron la salud; otros, la vida. Perdieron trabajos. La gente requiere reparaciones morales. Y en algunos casos, también pecuniarias.
- ¿Fue una "política institucional", como reconoció Cheyre?
-Torturas y desaparición de personas ocurrieron en ese tiempo -en el contexto de la guerra fría y la doctrina de seguridad nacional- en distintos países del continente. Creo que en ese tiempo hubo una formación que llevó a estos horrores que ocurrieron en todas las instituciones. Afortunadamente las FF.AA. chilenas han desterrado esos sistemas. Hoy en las escuelas se enseña el respeto por los derechos humanos y está descartada la doctrina de seguridad nacional.
- ¿A quién sindica como el principal responsable?
-... Todo el país lo sabe.
- ¿Qué le desea a Pinochet?
-...Me hubiera gustado que, en su momento, hubiera tenido la generosidad de asumir responsabilidades y haber dejado a las instituciones libres. Pero él ya no es un actor político, para nada.
LANZAMIENTO DE CAMPAÑA
"Tengo las capacidades para gobernar"
-¿Qué la decidió a aceptar ser candidata presidencial?
-Responder al apoyo ciudadano para liderar un proceso en que, a partir de los progresos alcanzados, avancemos fuertemente hacia el desarrollo. Debemos dar un salto cualitativo que nos permita desarrollar el capital humano. Eso es hablar de educación en todos los niveles, innovación tecnológica, que los beneficios de estos logros lleguen a la mayoría.
-¿Continuidad o cambio?
-Continuidad en todo lo bueno que tenemos -paz social, crecimiento económico, etc.-, pero cambio en el sentido de asumir los desafíos pendientes.
-El senador Ominami dijo que la Concertación en estos años hizo lo que pudo, no lo que quiso. ¿Está de acuerdo?
-En política siempre se fija primero el deber ser y después se realiza el poder ser. En la campaña municipal recorrí muchas partes y vi lo que falta por hacer y lo mucho que se ha hecho.
-¿En qué área se siente más débil?
-En ninguna. No estoy obligada a saberlo todo. Para eso se trabaja con equipos. Elegiré a los mejores asesores, lo más transversales posibles.
-¿Cuenta con el apoyo de Lagos?
-El Presidente quiere un candidato o candidata único de la Concertación, que sea el mejor para ganar en las próximas elecciones.
-¿Cree que será fácil lograr candidato único?
-Es indispensable. Y espero que los partidos estén a la altura de las circunstancias históricas. De lo contrario, se destruye la Concertación.
-¿Qué mecanismo prefiere para definir al candidato único?
-Primarias abiertas.
-Pero al comienzo se manifestó contraria...
-Se interpretaron mal mis palabras. Siempre dije primarias abiertas. Me preguntaron ¿y si las primarias son muy costosas? Entonces dije que tiene que ser un mecanismo suficientemente democrático, legítimo y que interprete el sentir ciudadano. No una decisión entre cuatro paredes.
-¿Primarias porque las encuestas la favorecen a usted?
-No. Porque es un mecanismo democrático.
-¿Estaría dispuesta a renunciar en aras de la unidad de la Concertación?
-Prefiero no hacer política ficción.
-Todos coinciden en que su plus es el carisma. ¿Cree que basta con carisma para gobernar un país?
-No basta el carisma para gobernar un país. Pero creo que tengo las capacidades para gobernar. Por lo demás, lo que llaman carisma tiene mucho que ver con la credibilidad.
-Según la oposición, cada vez que hubo algún problema mientras era ministra de Defensa, la blindó el equipo de La Moneda.
-No es efectivo. Los temas delicados deben trabajarse con prudencia y discreción. Trabajé bien con las FF.AA. porque tenían la plena convicción de que yo hacía lo que decía y que lo reservado era reservado.
-¿Qué fue lo más complicado que le tocó enfrentar?
-En mi relación con las Fuerzas Armadas, la salida del general Ríos. Desde la perspectiva de la Defensa y la política exterior, el espionaje en el consulado de Perú.
-¿Se ve con banda presidencial?
-¡Ay! -se larga a reír-. Claro, cómo voy a decir otra cosa. No es algo en que piense todo el día, pero si soy candidata y gano las elecciones, luciré con mucho orgullo la banda presidencial.
Sus ideas económico-sociales
-¿Qué problema del país le parece más urgente resolver?
-Muchos dicen que el trabajo pero, en realidad, la mayor cantidad de trabajo la genera el sector privado, no el Estado. Sí, programas sociales. Educación, que es central. Salud, vivienda. Desarrollar políticas que permitan mejorar el empleo y las condiciones de los trabajadores.
-¿Diría que el modelo económico chileno es neo-liberal?
-No es un modelo neo-liberal clásico, porque no sigue las recetas del consenso de Washington. Lo que se ha hecho es mantener ciertas reglas generales, aplicar políticas sociales muy fuertes para contribuir a la distribución del ingreso.
-¿Coincide con Aylwin en que "el mercado es cruel"?
-El mercado es muy cruel, por eso se requiere que el Estado proteja a los sectores más vulnerables con políticas públicas.
-Siendo socialista, ¿no aspira a un sistema socialista?
-...El Estado debe tener un rol muy importante para incentivar que el sector privado crezca, entregándole todas las condiciones que se requieren para eso. Y garantizarle la competitividad. La estabilidad política es necesaria para que vengan inversiones. Apoyar con capacitación y acceso al crédito a pequeños empresarios y garantizar protección social.
-¿Qué conserva de la socialista de los años 70?
-Si en los 70 me hubieran dicho que era social-demócrata, me habría sentido insultada. Ahora me siento una social-demócrata. Y mantengo la convicción de que la democracia no debe ser sólo representativa, sino cada vez más inclusiva. No hay forma de mantener paz y cohesión social si no se integra a todos los sectores a las mejores posibilidades.
-¿Qué medidas propiciaría para mejorar la distribución de la riqueza? ¿Impuestos?
-Primero, elevar la calidad de la educación. El tema impuestos habría que analizarlo a fondo.
-¿Mantener los equilibrios macroeconómicos contra viento y marea?
-Hay que mantener los equilibrios, pero creo que debe haber un gasto fiscal suficiente, focalizado en los que más necesitan.
-Flexibilidad laboral:
-Estoy dispuesta a analizarlo. Es importante en el caso de mujeres y jóvenes, pero hay que evitar caer en precariedad laboral.
Y lo valórico
-¿Es una ventaja o desventaja para usted competir con Soledad Alvear, católica, casada y con un solo matrimonio?
-Yo soy agnóstica, extremadamente respetuosa de las distintas espiritualidades. Y tengo valores que algunos califican de cristianos y yo los califico de humanistas.
-¿A favor de reponer el aborto terapéutico?
-Estoy contra el aborto. Como soy médico, no puedo dar una respuesta ética solamente, sino también técnica. Hay que ver si el avance de la medicina hoy lo justifica cuando corre peligro la vida de la madre.
-¿A favor de la "píldora del día después"?
-¡Sin duda! Tengo la convicción de que no es abortiva. El Estado debe ofrecer distintas opciones y cada cual tomar sus propias decisiones. Yo propiciaría una política de sexualidad responsable.
IDENTIDAD
Michelle Bachelet Jeria, 51 años, separada, tres hijos.
Estudios: Escuela primaria en Antofagasta, escuela pública en San Bernardo, Liceo N° 1 de Niñas y Escuela de Medicina U. de Chile. Magíster de Ciencias Militares en la Academia de Guerra.
Profesión: Médico, especialista en Pediatría y Salud Pública.
Filiación política: Partido Socialista.
Trayectoria: Exiliada en Austria y Alemania. Regresa en 1979. Participó en la Comisión Chilena de Derechos Humanos. Miembro del Comité Central del PS (95-2000). Asesora Ministerio de Salud. Asesora Ministerio de Defensa. Ministra de Salud. Ministra de Defensa.
Entrevista a Michelle Bachelet publicada el día
Domingo 4 de Octubre del 2004 en el diario La Tercera.
A las 15.30 horas del viernes 2 de octubre y a 120 kilómetros por hora por la carretera norte sur se desarrolló esta entrevista. Hacía pocos minutos que Michelle Bachelet había dejado el cargo de ministra y se despedía a besos y abrazos del ascensorista, de la guardia y las secretarias. Cruzó el umbral del Ministerio de Defensa y miró hacia atrás con cierta nostalgia. Luego apuró el tranco hacia un automóvil blanco que la esperaba en la calle Villavicencio. Sin escolta, sin auto oficial, Bachelet sabía que comenzaba una nueva etapa. En lo formal, ese día partía a hacer campaña a la ciudad de Talca para promover a los candidatos a alcaldes y concejales de la Concertación. Pero en lo implícito, había llegado el momento de bajar a la arena política y asumir sus posibilidades presidenciales, pese a que ella aún se resista a la idea de ponerse las zapatillas para la carrera que ya comenzó.
Usted estuvo de acuerdo con la decisión del Presidente Lagos de hacer los cambios ahora. ¿Por qué? ¿En qué momento empezó a sentir que el clima se había enrarecido?
Desde hace un tiempo empecé a darme cuenta de que los tiempos políticos se habían acelerado brutalmente y que, probablemente, un cambio de gabinete sería más pronto que tarde. Había percibido también que mi presencia y la de Soledad (Alvear) concitaba críticas muy injustas por razones de tipo electoral, y ese era un elemento que había que tomar en cuenta. Por otro lado, también notaba que se había empezado a producir, espontáneamente, una adhesión hacia mi persona que dificultaba mi accionar como ministra de Defensa. No porque tuviera problemas con los comandantes en jefe o se sintieran incómodos. No. Era una percepción mía respecto de si eso no podía empezar a generar problemas para desempeñar el trabajo.
Previamente a las conversaciones que tuvo con el Presidente Lagos durante la semana, ¿ya le había planteado su inquietud?
Sí, con el Presidente habíamos hablado de cuál era el clima que se estaba empezando a crear y de cómo lo estaba viviendo.
¿Ese clima tenía más que ver con la presión de la derecha o con las encuestas?
Diría que lo que había pasado es que, en forma legítima o no, se había presidencializado la política. Y eso era nefasto para el desarrollo de un buen gobierno.
La crisis vital
Hasta ahora se decía que usted tenía una "contradicción vital". Pero cuando el Presidente Lagos saca a sus dos ministras, las cosas están claras. Usted ya es precandidata.
Cada cosa a su tiempo. Cuando yo digo que comparto la opinión del Presidente y que siento que seré más útil en otro lado, lo hago asumiendo que tengo otros desafíos para el futuro. Pero el desafío inmediato es acompañar a los candidatos a alcaldes y concejales de la Concertación.
Pero el tema presidencial se desató.
Hay un acuerdo en la Concertación de no incluir el tema presidencial en este momento y yo, que soy disciplinada, lo voy a cumplir a plenitud. Ahora bien, sí le puedo señalar que yo tengo asumido los desafíos del futuro y voy a trabajar en eso.
¿Qué significa eso concretamente? Porque Camilo Escalona dijo que usted, hace muy poco, despejó sus dudas...
Sólo le voy a manifestar que he asumido que hay desafíos políticos futuros y yo tengo un rol que jugar. En todo lo que venga por delante haré lo que tenga que hacer.
¿Por qué se atiene tanto a la disciplina, si hay otros precandidatos que ya asumieron su rol?
El hecho de que otras personas tomen otras determinaciones, es responsabilidad de ellos. Yo voy a cumplir los acuerdos. Así es cómo yo funciono. Siempre he sido coherente entre lo que digo y lo que hago.
¿Podría complicar la elección municipal el que usted dijera que es precandidata?
No. Lo importante ahora es preocuparse de los candidatos municipales y sus propuestas, y no confundir agendas de otra naturaleza. Además falta más de un año para las elecciones presidenciales. Hay suficiente tiempo para que todos los que tienen aspiraciones presidenciales puedan desarrollarlas en el futuro.
Bajarse del tanque
En la derecha han dicho que es una incógnita qué pasará con Bachelet cuando se baje del tanque. Ya que hasta ahora ha mantenido silencio...
Es injusta esa crítica. He estado en dos ministerios muy distintos y siempre he dado mis opiniones. Que no las quieran escuchar, es otro cuento. Por lo demás, yo no he estado en un rol de candidata. No tengo por qué estar dando opiniones. Cuando uno es ministro, tiene que dedicarse a hacer su trabajo seriamente. No tenga dudas de que cuando corresponda voy a dar mi opinión como Michelle Bachelet.
Soledad Alvear ha puesto su sello en mostrar que lleva 14 años en tareas de gobierno. ¿Cuál va a ser el suyo?
Le insisto: no estoy en campaña. En estos días me voy a abocar al tema municipal. El lunes próximo (mañana) me voy a sentar y voy a definir un diseño específico de cómo voy a seguir para adelante. ¿Dónde me voy a instalar? ¿Cómo voy a funcionar?, eso lo veré después. Nunca mentí cuando dije que estaba abocada a ser ministra. Para mí, así como son importantes los contenidos de la política, la forma de hacer política también es relevante.
¿No quiere frivolizar la política?
No sólo eso. Creo que uno puede ser serio en sus propuestas, pero también profundamente humano, dialogante y transparente. Esa es la manera que en yo me muevo en la vida y en la política. Entonces, mi sello en las tareas que me tocan por delante serán los mismos que hasta ahora. No veo por qué tendría que cambiar. Y por supuesto que tengo experiencia en el sector público. He trabajado en consultorios y en hospitales; he trabajado con cargos de responsabilidad y con cargos normales. Soy muy representativa de una chilena normal, pero que ha tenido el privilegio de estar en puestos de gobierno.
Una mujer transversal
El votante medio no la percibe como una mujer del PS. ¿Por qué pasa eso?
Creo que eso tiene que ver con los sellos personales. Aunque me hice más visible cuando fui ministra, siempre he entendido que cuando uno realiza tareas de Estado lo hace para todos los chilenos. No hace distingos políticos ni ideológicos. Puedes tener distintas posturas, defender ciertas ideas, pero trabajas para la sociedad en su conjunto. Mi sello es que yo siempre he sido una ministra para todos los chilenos. No era ministra de un grupo de amigos. Defendía posturas del gobierno pensando en todos los chilenos. Y en el caso específico de la Defensa, trabajé pensando en los militares y en los civiles.
¿Teme ser encajonada en la izquierda?
Aquellos a los que les gusta discutir sobre la teoría política, pueden plantear eso. Pero lo que los chilenos van a evaluar es una práctica concreta y cotidiana durante los cinco años que fui ministra. Eso demuestra lo que uno es: una persona que es capaz de pensar en el país.
Camilo Escalona dijo que sería un error encasillarla en el socialismo y que dejará de ser una mujer con apoyo transversal. ¿Coincide?
Pero si yo he actuado transversalmente como ministra durante cinco años, ¿por qué ahora voy a dejar de serlo? Más aún: ¿Por qué podría aceptar una cosa de esa naturaleza? No. Yo voy a actuar como siempre lo he hecho: en forma transversal y pensando en los intereses de todos.
Pero si uno mira su equipo actual...
No, yo no tengo equipo.
Bueno, sus colaboradores más cercanos...
Tampoco. Yo no tengo equipo ni colaboradores más cercanos. Yo tengo amigos de muchos años, pero cuando yo haga mi diseño, veré con quiénes trabajo.
Mucha gente que la apoya dice que no sabe con quiénes se va a rodear. Hay como un temor en ese sentido. ¿Tiene esa percepción?
Tengo la percepción de que ha empezado a producirse esa pregunta. Y entiendo que la gente pueda tener esa preocupación, pero no he estado dedicada a ser candidata. Por lo tanto, no he conformado equipos. Todo lo que aparece en los medios de comunicación es fantasía. Se habla de mis consejeros, de mis futuros ministros...
¿Pero Camilo Escalona es su hombre de confianza?
Camilo es un gran amigo. Nos conocemos desde que éramos jóvenes. Tengo muchos otros buenos amigos. Y en general, escucho a mucha gente y tomo mis propias decisiones. Ya llegará el momento de definir mi diseño para el futuro.
Ser percibida como de izquierda, ¿podría perjudicarla?
No. Porque jamás voy a negar lo que soy. Lo que pasa es que una es muchas cosas a la vez: es mujer, es madre, es ciudadana, hija de militar, socialista, médico pediatra, salubrista, ex ministra. Por lo tanto, cualquier encajonamiento, como usted dice, sería un error. De hecho, siendo lo que soy en todos esos ámbitos y con los valores que sustentan mi pertenencia al PS, he sido capaz de construir un trabajo con sectores muy diversos, desde la salud hasta los militares.
¿Cuándo Lavín se ha desmarcado de la derecha tradicional, usted lo entiende porque uno es muchas cosas a la vez?
Son dos cosas distintas. Yo no he dicho que no soy política. Nunca voy decir que soy apolítica o voy dejar de reconocer los principios y valores que tengo. En ese sentido no comparto la visión de Lavín. Uno no puede tratar de negar, oportunistamente, ni su historia ni sus raíces. No es sólo una cuestión de discurso, es coherencia con una conducta real y práctica. La gente sabe lo que yo soy: una personalidad política que es capaz de trabajar auténtica y transversalmente.
El mecanismo
Uno de los grandes dilemas de la Concertación es cómo elegirá a su abanderado presidencial. Se habla desde primarias abiertas hasta de un acuerdo legítimo. ¿Cuál es su opción?
Creo que, en esencia, uno tendría que buscar un sistema lo más democrático posible. Ha habido un avance en los mecanismos desde que se eligió a don Patricio Aylwin hasta que se eligió a Ricardo Lagos. Primero fue un acuerdo político, luego primarias cerradas y después primarias abiertas.
Se democratizó el mecanismo.
Claro. Por lo mismo, cuesta imaginar que ahora se diera un acuerdo entre cuatro paredes. Como primera instancia, considero que las primarias abiertas sería lo más adecuado. Pero, por cierto, cualquier mecanismo que fuera suficientemente democrático me parecería válido.
Por estos días se especula que podría emerger una candidatura alternativa como la de José Miguel Insulza en caso de que la Concertación no logre ponerse de acuerdo...
No he escuchado nada al respecto. Yo comparto la idea de que debe haber un candidato único de la Concertación, pero creo que la definición de ese candidato debe recoger el sentir ciudadano. No estoy de acuerdo con decisiones cupulares. Todos queremos un cuarto de Concertación y espero que ese objetivo permita la generosidad política de todos los sectores para elegir al mejor candidato que pueda vencer a Lavín en el 2005.
Si es por eso, algunos analistas dicen que debiera ser un nombre de la DC, que represente el centro político.
Un mecanismo democrático de definición de los candidatos, demostrará si ese criterio es cierto o no. Serán los electores los que definan eso.
La guerra valórica
La temática valórica será fuerte en esta elección. ¿Eso puede ser favorable para una persona como usted que es más bien agnóstica, partidaria del divorcio y de la píldora del día después?
Efectivamente, creo que lo valórico es y será muy importante. Y uno de los temas fundamentales es el respeto a la diversidad cultural, política y religiosa de las personas. Creo en un Estado que, respetando esa diversidad, le entregue a la gente condiciones para poder tomar opciones diferentes. Los chilenos aspiran a ser reconocidos en su individualidad y esperan que el Estado les provea los elementos que les permitan tomar sus propias decisiones, de acuerdo con sus creencias o espiritualidades.
Si la aspiración de los chilenos es una sociedad más liberal, ¿por qué cree que Lavín, que es más bien conservador, tiene tan alta aprobación?
Creo que la gente no está votando por esas razones cuando adhiere a él. Si cruzas los resultados de las encuestas, no hay coherencia entre el apoyo que él tiene con el apoyo masivo que tenía la píldora del día después o el divorcio. Por lo tanto, creo que la gente desconoce lo que él piensa sobre esos temas. El nunca se ha pronunciado abiertamente. Siempre ha dado respuestas ambiguas.
¿Y usted ha dicho claramente lo que piensa sobre el aborto, la píldora...?
He opinado sobre muchos de esos temas, y si hay algunos en los que no lo he hecho aún es porque no ha sido parte de mi trabajo. Pero como ministra de Salud, siempre trabajé respetando la diversidad y por darle opciones a la gente y no por imponerlas. Estuve en desacuerdo con la actitud de los alcaldes que negaron la posibilidad de acceder a la píldora del día después en los consultorios de sus comunas. Yo entiendo que una autoridad que piensa de una determinada manera imponga ciertas prácticas en su casa y con sus hijos, pero no en una población que es muy diversa y que, en este caso, es muy vulnerable. Es un gesto autoritario y denota falta de humanidad.
¿Estima que el eje religioso también será determinante? Alvear, Lavín y Frei son católicos. Usted es agnóstica.
Desconozco cuál es el peso que eso pueda tener en las personas. Yo soy muy respetuosa de todas las espiritualidades y siento que los valores que para algunos son cristianos, para mí son humanistas.
Finalmente, hace poco salió una encuesta que mostraba que las mujeres votarían mayoritariamente por usted. ¿Cómo procesa esa información?
Creo que la buena evaluación que Soledad y yo hemos tenido como ministras está directamente relacionado con elementos que uno podría llamar como la "femenización de la política": una cierta cercanía, afectividad y un lenguaje más directo. Y es que, al final, una llega a la política porque quiere que el mundo sea mejor. Ese es un deseo que viene más de la emoción que de la razón. Por lo tanto, actuar en política uniendo la razón y la emoción, es algo que para las mujeres es natural.
Pero también es una carga responder a esa expectativa.
Sí, es una enorme responsabilidad. Y así lo sentí cuando era ministra: demostrar que las mujeres teníamos una capacidad igual que los hombres para desempeñar distintos tipos de funciones.
¿Usted es feminista?
No sé a qué llama usted feminista. Cuando yo era lola pensaba que las mujeres éramos iguales a los hombres. Hoy creo que somos profundamente distintos. Eso no quiere decir que las mujeres seamos flores mustias que no tengamos capacidad de conducción, y tampoco significa que los hombres sean súper ejecutivos y no tengan emociones. Significa que somos diferentes, pero complementarios.
Siempre se habló de que entre usted y Soledad Alvear había una regla de fair play que siempre se respetó. ¿Cómo será eso ahora?
Cuando uno lee la prensa y se habla que hay unos acuerdos suscritos, suena medio tremebundo. La verdad es que lo que ha habido con Soledad es una misma mirada respecto a cómo teníamos que hacer nuestro trabajo como ministras. Ahora nuestra misión es apoyar el trabajo en el ámbito municipal. Será materia de los próximos días conversar con Soledad y ver si vamos a ir juntas a algunos lugares o cómo nos vamos a coordinar. No lo hemos conversado. Estamos recién cambiando de etapa. Así que le pido un poquito de paciencia.